Orígenes del Destino Manifiesto
Desde su
origen como nación, el sueño de Estados Unidos ha sido encontrar la perfección
social a través de un triple compromiso: con la divinidad (cumpliendo con el
destino impuesto por Dios), con la religión (observando una moral intachable) y
con la comunidad (defendiendo su libertad, su seguridad y su propiedad).
La imagen
nacional que los Estados Unidos tienen de sí mismos, como protectores y
defensores de la legalidad, la libertad y la democracia, se funda en la creencia
de que poseen una superioridad moral (porque son el “pueblo elegido”). Esta
suposición les ha permitido justificar su intromisión en los asuntos internos
de otros pueblos (que no son “elegidos de Dios”) o de plano la violencia contra
ellos. La primera actitud intervencionista inspirada por el espíritu del
“Destino Manifiesto” fue la obsesión de los colonos ingleses por desplazar de
sus tierras (o bien exterminar) a los indígenas norteamericanos. En cuanto a su
relación con otras naciones, Estados Unidos tiende a manejar sus relaciones
exteriores como si se tratara de una cruzada moral. Generalmente justifica sus
acciones con dos argumentos, ya sea el de la “nación fuerte que protege a la
débil”, como pueden constatar la gran mayoría de las naciones americanas; o
bien el de “la lucha contra el Mal para defender la libertad y seguridad del
mundo”, como actualmente alega respecto de su invasión de Afganistán.
Según el
Destino Manifiesto, desde la época de las 13 colonias hasta la actualidad, se
sustenta en la idea de que Dios eligió a Estados Unidos para ser la potencia
política y económica, superior a los demás pueblos. En propias palabras del
creador de esta doctrina John L. O'Sullivan en 1845 dijo: "extenderse por
todo el continente que nos ha sido asignado por la -Divina- Providencia, para
el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno" esta frase
fue escrita en la revista ‘Democratic Review’ de Nueva York en donde se
justificaba por la expansión territorial estadounidense y también para el
imperialismo y colonialismo.
Cabe señalar
que esta doctrina tiene sus orígenes que se remontan en las más antiguas
tradiciones estadounidenses con la llegada en 1620 de los puritanos europeos en
el Mayflower que redactaron: "Nosotros, los abajo firmantes, pactamos y
concertamos para elaborar y construir aquellas justas leyes, ordenanzas, actos,
constituciones y cargos que en el curso del tiempo se consideren más adecuados
y convenientes para el bien general de la colonia". Este pacto se considera
como el primer texto constitucional y la base para el gobierno democrático.
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